viernes, 8 de marzo de 2013

Primeras horas y primeras anécdotas

Primeras horas y primeras anécdotas


Lo prometido es deuda, comienzo el blog. Aquí iré contando las aventuras que nos pasen que no son pocas a estas alturas.
Llegamos a Madrid a las 7:00 y después de plastificar mi maleta nos queda esperar toooda la mañana hasta que en los paneles nos indiquen los sitios de facturación.


   El tiempo de espera fue una auténtica desesperación pa Pablo y pa mi, porque Graciela parecía una marmotina por el suelo del aeropuerto. Después de varias horas, todas sin mucha novedad en el aeropuerto, excepto ver al expresi de Cantabria Revilla y Jordi Évole, fuimos a comer al McDonald's.

   Luego vino la gracia del personal del aeropuerto que puso en la pantalla que para el vuelo de Miami a las 16:55 teníamos que facturar del 870 al 889...nos pusimos en la cola y no había empleados para facturar hasta que una loca de la cola se piró gritando y nos dimos cuenta de que teníamos que facturar en otras cajas. Cual fue nuestra sorpresa una cola enorme, y una empleada repelente que solo le faltó llamarnos retrasaos, en fin, y cuando llegamos al final...."El vuelo ya está cerrado", facturó todas las maletas a mi nombre (esto será importante para entender algo que viene luego) y nos dijo "correr que vais muy justos, tenéis que coger el tren que tarda 20 minutos en llegar a las puertas de embarque. Llegamos con la lengua por el suelo y aún no habían entrado en el avión, que para mi sorpresa era de Iberia (me esperaba American Airlines).  Me acomodé y ni gota de nervioso estaba, cosa rara en mí, quien me conoce lo sabe. Una vez en el avión y despegamos sentí poca cosa (pensé que iba a ser pa más), eso sí menor que cuando nos dieron el café caldo-castañas o agua sucia no había quien bebiera eso!!!. Además de té había "more tea" jajaja. La ruta del avión fue más grande de lo esperado, subimos hasta Canadá y bajamos por la costa oeste de EEUU sobrevolando NY, Washington, Baltimore, etc. Finalmente avisa de que estamos llegando a Miami  ahí pillé un mareo de alucinar... y el aterrizaje está cerca, ciudad enorme y manzanas perfectamente cuadraditas, eran las 9 de la noche creo recordar y no pudimos ver mucho más. Decir que la comida del avión fue pollo o pasta que bueno, era pasable (na que comparar con les pechugues rebozaes de mi madre) y lo mejor fue el desayuno continental (bocata de jamon york y queso, yogur frambuesa, magdalena, zumo y algo más que no recuerdo).

    Aterrizamos apurando la frenada....y nos disponemos a hacer la escala de 2:15 horas. Se hablaba allí más español que en Parla, jajaja. Pasamos por las ventanillas estas y eran la mayoría mexicanos (excepto la de Pablo que se negó a hablarle en castellano), te miran el pasaporte, te lo sellan, te preguntan si estás o no de paso, te toman huellas de los 4 dedos más el pulgar de ambas manos y un te fichan la pupila. Luego pasamos al registro de maletas... me cojo mi cestita donde meto todas las cosas...y la negrita me manda quitarme los playeros (os podéis imaginar después de estar sin quitarlos tantas horas), menudo olor traía conmigo en los pies!!! el que controla la maquinita pasó los playeros a máxima velocidad, jajaja. Luego, me hicieron un escáner de cuerpo entero con las manos arriba y me tocaron por el cinturón para comprobar si llevaba dinero destrangis. No fue para tanto siendo Miami. Finalmente, fuimos a coger el vuelo para Santiago, y mientras esperábamos esta foto (lógicamente la fecha estaba mal en mi cámara):

 
    De Miami a Santiago si fuimos con American Airlines, un  avión pequeñito y con un aire acondicionado muy ruidoso y frío que todavía me tiene la garganta tocada. Por cierto, aquí sufrí las consecuencias de varios horas sin poder dormir y del cambio horario, no era consciente del número de aviones que había cogido ni de donde estábamos, tranquilos no me volví chocu, volví a recuperar la consciencia. En AA el café se repite, una basurilla, peor aún que en Iberia. Dando cabezadas me pasé hasta que llegamos a Santiago sin poder dormir... hasta que descubrí los abrazaderos del apoya cabezas pero ya no era capaz de conciliar el sueño, coses que pasan. Mis compis sin embargo podían dormir plácidamente,... En cuanto a la comida, mucho peor que en Iberia.
 
    Salimos del avión y vamos a recoger las maletas a la correa 2, "no, en la 3 y la 4", "no aquellas de allí",...así nos tuvieron un rato hasta que nos dijeron que no habían llegado, menos de dos horas pa coger el vuelo y en la cola de reclamación de equipajes, al final nos dieron 1000 vueltas y perdimos el vuelo, después nos apuntaron en lista de espera del próximo vuelo a Concepción a las 16:30 por si quedaba alguna plaza que al final si hubo, eso sí cada uno en una parte del avión (con compañía chilena LAN), a mí me tocó al final del todo al lao de dos subnormales: uno jugaba al móvil y al otro le sonaba (menudo mosqueo con el sonido se traían las azafatas que me miraban como diciendo...¿de dónde coño viene eso?) . Llegamos ya finalmente a Concepción en unos 50 minutos, hicimos la reclamación del equipaje con la duda de si algún día cercano llegarían las maletas a nuestro poder.

   En la siguiente entrada comentaré algo sobre el camino hasta el hostal y nuestras primeras horas en Concepción.

Salud a todos.

1 comentario:

  1. Que fuerte ¡¡¡
    Como me recuerda esto ...
    Buenas vacaciones ¡¡¡¡¡ Yo tengo planes para visitar Buenos Aires y Santiago de Chile este año, ya me contaras Adrian ¡¡

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